Tarde o temprano todos nos volvemos enemigos de nuestros propios principios, un día somos victimas de un corazón roto o de una traición, en esos momentos pensamos y tratamos de entender la razón por la cual la persona sea amigo, pareja o familia nos hizo sentir de la peor forma ante una eventual traición. Tratamos de buscar una justificación en su actuar y sin embargo jamás la encontramos, todo esto nos lleva a prometer que jamás seremos como esa persona que tuvo tan mal comportamiento hacía nosotros, a pesar de tal promesa que hagamos, siempre habrá una primera vez y un momento crucial en el que dejaremos de ser victimas y convertirnos a victimarios. Prometemos no romperle el corazón a alguien que puede ser una buena persona y tener toda la disposición de ofrecernos sus mejores sentimientos y aún así, sus acciones son tan indiferentes para nosotros, no deberíamos sacar provecho de los sentimientos y nobleza que nos ofrezcan, por muy insistente que sean, lo más correcto es rec...
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